Con impotencia, contemplamos en días pasados como los supuestos honorables de Chile, se disputaban el botín representado por los ahorros previsionales de los trabajadores. Bueno, nada nuevo bajo el Sol. Hace rato que se perdió el respeto a la clase trabajadora, desde el origen del sistema diría yo, ya que nunca fue voluntario.
Debemos partir señalando, que este sistema en su origen, nunca fue libertario, partió de una premisa falsa, que era que los trabajadores no sabemos cuidarnos por nuestra cuenta. Bajo esa errónea y manipulada premisa, se nos obligó a cotizar, supuestamente para protegernos de nosotros mismos, cuando en realidad, lo que hizo la casta política, fue ponernos una tremenda traba sobre el legítimo ejercicio a nuestra facultad de disponer sobre nuestros bienes, al obligarnos a cotizar. Luego, con las sucesivas reformas, se ha insistido una y otra vez, del riesgo que implica que seamos nosotros mismos quienes velemos por nuestro futuro, así, dentro de las últimas reformas, se esgrimió que no podían existir empresas que emitieran recomendaciones acerca de la combinación de fondos que más nos convenía para acrecentar nuestros ahorros coaptados por el estado. Ahora, la última, junto con acrecentar el monto de lo que deberemos imponer, además, tendremos que entregar un porcentaje al gran Leviatán, otro asalto a mano armada, abusando ya de la paciencia de la gente, como si la gran mayoría, no supiera que el peor negocio que se puede hacer, es prestar dinero al estado, garantizado por este mismo. Todos sabemos que esto dependerá de la disciplina y voluntad de los futuros gobernantes, lo que obviamente no entrega ninguna seguridad de que podamos alcanzar una jubilación, a lo menos decente.
Desde el origen del sistema, nunca se ha discutido el origen de la obligación de cotizar, discusión que debería ser el centro para poder mejorar las pensiones, ya que destruye el sistema básico del mercado, que es la concurrencia voluntaria de un individuo, con sus recursos, donde otro, a cambio de una contraprestación, utiliza esos recursos entregados por el primero. Desde que nacieron, las AFP´S, nunca han debido luchar para convencernos de lo bueno que es ahorrar con ellos, sino, han centrado la propaganda en que cada una es mejor que la otra, porque no tenemos opción de escoger.
En conclusión, este sistema nos cuesta carísimo, no es eficiente, y además, no es un verdadero aporte. El promedio que recibe quienes han cotizado por más de 20 años fue de unos $560. 000.- y los que reciben la PGU fue de 230.000.- para el año 2024. Por tanto, quien sigue confiando en el sistema estatal inquisitivo, con o sin AFP´S, pública o privada, quedará atrapado en una mala pensión, y quien sea previsor, sabe que deberá buscar una mejor alternativa; inversiones en criptomonedas, inmuebles, inversiones, etc. Lo que nos obliga a trabajar el doble, y a cuidarnos sólos.
